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Resiliencia preventiva contra el suicidio

Las últimas estadisticas revelan que Baleares esta por encima de la media nacional en porcentaje de suicidios, 2 por semana, superior al de Madrid, Cantabria y Extremadura y por debajo de Galicia, Asturias y Andalucía.

El suicidio se define como “un escape extremo a una situación vital angustiosa”. Aunque puede estar vinculado a trastornos como la depresión o el consumo de alcohol o drogas, muchos suicidios se producen impulsivamente en momentos críticos. Situaciones que se perciben como insuperables, tales como los problemas económicos, las rupturas de relaciones, las perdidas de seres queridos,  dolores y enfermedades crónicos.

Es la segunda o tercera principal causa de mortandad, dependiendo del rango de edad al que nos refiramos. Otro dato a tener en cuenta es que el nº de suicidios masculinos duplica al de las mujeres y que por cada suicidio consumado, se cree que ha habido otros 20 intentos fallidos.

Aunque el suicidio es un grave problema de salud pública, una buena parte de ellos, son prevenibles con intervenciones adecuadas de acompañamiento y, a menudo, con unos costes sociales y económicos muy bajos. Pero para tratar eficazmente el problema se requiere una estrategia de prevención del suicidio multisectorial e integral, con un programa de medidas preventivas basadas en la observación de la conducta y alertas de riesgo, y atención personalizada.

La tentación del suicidio nace de la necesidad de escapar del dolor tanto físico como emocional. Cuando se experimentan situaciones dolorosas la persona pone a prueba su resiliencia, es decir, su capacidad de reponerse de la adversidad. Ese es uno de los indicadores principales a considerar en la prevención.

 La resiliencia no es una cualidad innata en el ser humano, es más bien una capacidad que se va desarrollando de forma voluntaria y consciente, o simplemente, como consecuencia de las mismas experiencias vitales.

Para que los reveses de la vida nos pille resilientes, necesitamos ejercitar lo que llamamos resiliencia preventiva, creando soportes necesarios y ampliando la confianza, en nosotros mismos y en los demás. Es imprescindible contar con los que nos quieren, recordar los buenos momentos, e incluso las crisis anteriores superadas.  Porque confiar en la vida es imprescindible para afrontar las situaciones críticas e incluso, salir reforzados de ellas y evitar en el peor de los casos, la tentación de tomar la salida más rápida con decisiones que no tienen marcha atrás, y que deja una estela de dolor en todos aquellos seres queridos que sufren la perdida.